jueves, 21 de septiembre de 2017

Una mujer de la tercera edad, acosada.

Tengo ganas de escribir una historia de la vida real sobre una mujer de la tercera edad, que es acosada por un sobrino ambicioso y resentido, que se mete a la casa de su tía a amenazarla, estando ella sola; que le corta el servicio eléctrico de forma aleatoria sabiendo que su insulina siempre debe estar refrigerada.
Y que todo lo que hace para amedrentarla es porque quiere forzarla a vender la casita y el terreno que le hacen falta, pues el sobrino ambiciona quedarse con todo lo que está a su alrededor, pues cree que todo le pertenece por derecho divino .
Y quisiera decir que esa mujer de la tercera edad es mi propia madre. Y que las autoridades respectivas nos tratan como ciudadanos de segunda cuando acudimos a denunciar el maltrato.
Y que recurro a este medio para dar fe de que si hay alguien que más puede lastimarte y/o joderte, es tu propia sangre.
Escritor soy, y amargamente estoy descubriendo cuan oscura puede ser el alma humana, cuan profundamente retorcida y siniestra puede ser la parentela.
El hombre es el lobo del hombre, sin duda. Sólo una tengo una cosa por segura: la vida es como un restaurante: NADIE se va sin pagar.


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