lunes, 8 de septiembre de 2014

Refritos al fin y al cabo.

Adaptaciones. Versiones Libres. Remakes. Llámenlos como quieran, refritos al fin y al cabo de la Gran Sartén. Lo importante es que se hagan con calidad y acordes a los tiempos actuales.

Recuerdo que hace 12 años se adaptó una novela colombiana, donde en un episodio entraban unos sicarios a una escuela preparatoria. La guionista en jefe se puso histérica, gritando al teléfono "¡Los niños, la sangre, balazos...! ¡Noooo, la juventud no debe ver eso!" Y se suprimió toda esa sub trama pues, según la escritora "Eso no pasaba en México".

Hoy con tristeza, tomo conciencia de que en la actualidad, esa escena ya ha sido superada con creces por la realidad mexicana. Ya no es posible ocultar la marejada de sangre y violencia, donde los adolescentes corren tras el sueño del traficante. 

¿Todavía quedan niños que quieran ser astronautas, médicos, bomberos? 

¿O es que ahora sólo aspiran a formar parte de las tropas de élite (de un bando u otro) y saber manejar armas sofisticadas, como si estuvieran dentro de un videojuego?


Sigamos hablando de las adaptaciones. Una vez nos tocó trabajar con un original argentino. 

Llegó un momento en que la presión de grabación, ya con el programa al aire, la productora asociada amenazó al escritor con utilizar los libretos argentinos si no le mandaba YA los libretos "mexicanizados". 

Para salir del bache, su servidor diseñó un macro de Word (sí, los originales estaban en ese formato) para cambiar los nombres, algunas expresiones coloquiales, "vos" por "tú", "vosotros" por "ustedes", etc. 

Eso alivianó un poco a los escritores, pero aún así, al haber eliminado ciertas anécdotas, poco a poco nos tuvimos que olvidar del original por lo que el equipo literario tuvo que crear nuevas tramas.

O sea, que más o menos a la mitad de la novela mexicana, ya no había NADA que se pudiera utilizar del original (lo que implica un pago desperdiciado en la empresa, por pagar derechos de autor de TODA la novela para los argentinos).

La pregunta que nunca hice fue: si cada vez que se compran los derechos de una novela extranjera, se termina escribiendo una totalmente nueva... ¿por qué empeñarse en adquirir lo "ya probado", o lo que fue "un hitazo" en otras latitudes, en vez de empezar de cero con un original, escrito por talento nacional?



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