viernes, 12 de septiembre de 2014

Exclusividad.

Sí hay historias nuevas qué contar, novelas completas y terminadas en formato de guión, pero están resguardadas, blindadas; encadenadas y condenadas a no salir a la luz por los menos hasta dentro de 25 años. 

¿Por qué? Porque sus creadores han firmado un contrato de exclusividad con el corporativo, donde una de sus cláusulas, en la letras (no tan) pequeñas, especifica que los derechos de producción y explotación pasan a formar parte del banco de argumentos de La Fábrica.

Es como componer melodías que jamás serán escuchadas, pintar cuadros que nunca serán exhibidos al público. dramas que jamás serán representados. Y no es por mero egoísmo, es para prevenir que otras empresas no puedan tener acceso a ellas, ni puedan producirlas.

Sí, hay un lugar donde a los escritores les pagan medianamente bien para que desarrollen proyectos que jamás verán la luz; donde parte del precio moral que tienen que pagar los creativos a su vez... será permitir que les pongan grilletes y mordazas a sus retoños literarios y que nunca, nunca puedan dejar escuchar su voz.

Al menos, no en esta generación de televidentes.




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